Una visión integral del ciclista:
Mi forma de entender el entrenamiento nace de la unión entre la ciencia, la experiencia y la persona que hay detrás de cada ciclista.
Para mí, el entrenamiento y el rendimiento NO son solo números o resultados en competición: es el reflejo de un proceso donde confluyen la preparación física, la técnica, la mente, la salud y la vida personal:
El ciclista no es solo un deportista, y ni mucho menos una máquina: es un ser humano con estudios, amigos, familia, emociones y sueños. Mi labor consiste en acompañar todo ese conjunto, siendo un pilar en el que apoyarse y creando un entorno donde el entrenamiento se adapte a la vida del ciclista y no al revés. Por eso trabajo con un enfoque multifactorial, atendiendo a todos los aspectos que afectan a la persona, y de una forma integrada, ya que todos están relacionados entre si.
Mi formación académica y mi experiencia sobre la bicicleta me permiten diferenciar entre lo que funciona en la teoría y lo que realmente es útil en la práctica. No creo en recetas universales ni en métodos milagro: cada ciclista es único/a y necesita soluciones adaptadas. Por eso mi metodología se basa en la evidencia científica, pero también en la escucha activa y la observación diaria.
Cercanía y comunicación constante:
Creo firmemente que la relación entrenador–ciclista es la base de todo. La confianza y la comunicación son las herramientas que nos permiten crecer juntos. Mi objetivo no es imponer, sino guiar, motivar y comprender, creando un vínculo de respeto mutuo donde el/la ciclista sienta que no está solo/a en el camino.
Rendimiento sostenible, formación y desarrollo a largo plazo:
Me centro especialmente en jóvenes ciclistas en etapa de formación, porque ahí es donde se construyen los cimientos de su futuro. Mi filosofía es clara: crecer paso a paso, sin quemar etapas ni sobreexplotar al deportista. La prioridad es la salud, la progresión y el disfrute, porque solo así se puede alcanzar el máximo rendimiento sin hipotecar la carrera deportiva ni la vida personal.
Equilibrio entre exigencia y serenidad:
El ciclismo exige sacrificio, disciplina y constancia, pero también debe estar ligado a la motivación, la pasión y la paz mental. Para mí, entrenar no es perseguir la perfección a cualquier precio, sino aprender a disfrutar del camino, crecer en cada error y transformar la exigencia en una fuente de superación personal.
Mi filosofía de trabajo busca formar ciclistas completos: fuertes física y mentalmente, capaces de rendir en el presente sin perder de vista el futuro.
Quiero que cada deportista viva el ciclismo como un proceso de crecimiento personal, donde el resultado sea importante,
pero nunca más que la persona.